Dios y política


Si Chávez o Capriles aluden a Dios, ya sea el uno, para agradecer su victoria y, el otro, para aceptar su derrota no quiere decir necesariamente que ambos expresen hacia (y con) las multitudes, no tanto las raíces religiosas de su actividad política como la franca instrumentalización de ésta –en términos de comunicación– sobre la vigente práctica política cuasi-mística de los latinoamericanos.(1) En él subyace, la placentera relación de subordinación hacia determinada versión de totalidad.

Que Dios no se meta en política no implica que ésta sea una práctica humana como se señala en este post sino que, es demasiado humana porque pertenece a algo tan omnipresente como cualquier dios: la comunicación de Dios jugando en la política.



1. Probablemente, ahora, Nicaragua sea el ejemplo más apropiado.

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